Texto basado en el mito griego de Polifemo y su aparición en la Odisea de Homero
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Cada vez que pienso en ello, papá me dice que no lo haga. Eso solo me hace daño, pero no puedo remediarlo. Por culpa de él lo perdí todo. ¿Qué le había hecho yo? Yo, que le ofrecí comida y cobijo en mi isla. Porque yo tengo una isla propia. Papá me la regaló por mi cumpleaños. Era su isla favorita.
Yo siempre fui su favorito. Papá nunca pasaba demasiado tiempo con ninguno de nosotros, pero para mí siempre tenía un poco de su tiempo. Cuando me regaló esta isla, me dijo que no quería que pasase tanto tiempo solo y que allí sería capaz de hacer amigos. Pero al principio, no venían a verme.
Para no sentirme triste, me concentré en mi trabajo. Porque ya soy mayor y tengo que ayudar a papá. Soy su pastor. Cuido de su rebaño de ovejas. Las saco a pastar por los campos de la isla, las lavo y las esquilo y con su lana hago ropa y materiales para esos amigos que no venían a visitarme. Papá estaba encantado con el trabajo que hacía, hasta me felicitaba y me enviaba compañía.
Porque finalmente, el primer amigo llegó. Papá arrastró su barco hasta la isla para que yo lo cuidase. Se llevó callado e inconsciente varios días. Yo le preparaba comida y ropa, pero él no salía de la cueva. Papá me dice a veces que debería cambiar de casa, pero la cueva es el lugar perfecto para mí y mi vista. El sol hace daño.
Pero no solo el sol hace daño. Los amigos también. Muchos de los que papá envió hicieron daño a mis ovejas. Mis compañeras, mis amigas. Me enfadé con ellos y los castigué. Prefería no tener amigos a que hicieran daño a mis ovejas y que papá se enfadase por ello.
Cada vez llegaban más y más barcos. Papá intentaba que me llevara bien con ellos, pero todos eran iguales. Y entre todos ellos, hubo uno que me lo quitó todo. Me quitó mi trabajo de pastor, me quitó mi cueva, mis ovejas y mi ojo. Me alejó de mi papá también, porque ahora solo lo perseguía a él por lo que me había hecho.
¿Por qué tuvo que aparecer y estropearlo todo? ¿Qué le había hecho yo, un pobre y simple pastor? Yo, que les di cobijo, yo, que salvé su barco…
— ¿Otra vez pensando en Nadie? Te he dicho que debes olvidarlo. No te hace bien, hijo. Además, ya me he encargado de él. Quien se mete con mi familia, recibe huracanes.