Camino sobre estos tacones toda la economía sumergida que irradian todos los políticos, jugadores de fútbol, actores, cineastas, infantas, hombres y mujeres del mundo.
Camina Esperanza Torres por las calles y siente cómo los españoles la miran con ojos de evasión de impuestos
y evasión de amor,
y evasión de tristeza,
y evasión de esta España tan rica en el extranjero pero tan pobre por dentro.
Papeles en Panamá, “¿pero es que alguien sabe señalar en el mapa ese país?”
papeles en Suiza,
papeles en Andorra;
servilletas de bares que ensucian más de lo que limpian.
Los españoles tenemos el récord en saber más que nadie de geografía.
Nervión sigue siendo el barrio sobre el que arrastro mis tacones.
Mi pequeña Gran Manzana neoyorquina.
Aquí amé por primera vez.
Aquí morí otras tantas también.
En la hora de la comida,
los sevillanos nos confundimos con los neoyorquinos,
vamos y venimos,
nos tropezamos,
bajo nuestras grandes gafas de sol de los chinos,
y no nos miramos
cargados de bolsas,
cargados de precios,
cargados de calor,
aunque no tengamos un millón de dólares en los bolsillos,
ni seamos una potencia armamentística,
ni un presidente del Gobierno elegido.
Nervión, el milagro del resplandor: Zara, Pull and Bear, Mango, Nike, negros sobre el suelo, topmanta, DVD piratas, el Banco Santander, mendigos sobre el suelo, Cortefiel en liquidación, putas de noche, todo incluido por 3,90 en McDonald´s.
Sigo y camino sobre estos tacones nuevos que arañan mis pies de escaparates con maniquíes talla 36. Sujetadores push up, operación bikini, faldas de licra, carteles “en paro, tres hijos, una ayuda para comer, señora no me lo gasto en droga”.
Camino y camino hasta el final de esta avenida, de este país y de este cuerpo endeudado que escapa de su futuro con maniobras de escapismo en su presente.
Camino y al final de la avenida me espera en la esquina la conocida heladería Torres,
cómo si irónicamente algo de todo esto me perteneciera,
cómo si uno pudiera elegir de verdad el apellido, el presidente, el barrio y la clase de democracia que quisiera tener.
Y así se escribe poesía.
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No puedo contigo…
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Muchas gracias amigas
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[…] nos sorprende y nos sobrecoge con su pluma indescifrable e increíblemente real. Como hizo con “Tacones”. “Camina Esperanza Torres por las calles y siente cómo los españoles la miran con ojos de […]
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