Quiero proponerte un trato:
no prometeré nada que no vaya a cumplir,
pero a cambio pido, casi exijo, lo mismo.
Mi confianza no es fácil de ganar,
pero tú lo estás consiguiendo. Y me gusta,
y no. Porque cuando confío en ti,
comienzo a desconfiar de mí, de mi
independencia. De mi todo.